Chimamanda creció en Nigeria y
comenzó a leer a los cuatro años y a escribir a los siete años. Para lo que
estamos acostumbrados, es una edad muy temprana. Leía literatura inglesa y
estadounidense. Ella siempre escribía sobre lo que leía, por ejemplo, sus
personajes todos eran blancos y con los ojos azules a pesar de que ella nunca
había salido de Nigeria. Con esto, Chimamanda quiere explicar lo influenciables
que somos. Por ejemplo si se lleva una cosa, todos nos compramos una cosa, si
leemos un libro que es de una manera determinada, nos creemos que todos los
libros son así. Todo cambió cuando empezó a leer libros africanos y se dio
cuenta de que las personas como ella, negras de piel, podían aparecer también
en la literatura. Ella dice que encontrar los libros africanos le salvó de
escuchar una sola historia de los libros.
Muchas personas se creen que las
personas como Chimamanda, que viven en países de África, son pobres y no saben
nada. Y eso no es así. En esos países hay muchas personas pobres pero porque
uno sea pobre no tiene porque no poder cultivarse. En esos países hay personas
cultivadas como en Europa por ejemplo. Chimamanda denuncia la lástima que
sienten muchas personas blancas nada más conocer a personas de raza negra
porque piensan que no tienen nada ni saben nada. Como he dicho anteriormente,
estas personas que piensan de esa manera, es porque nada más conocen de África
la historia de la catástrofe.
Según Chimamanda, la idea de ver a
los africanos como personas incapaces de hacer algo viene de Occidente. Aquí
muchas personas piensan que los de raza negra son una raza inferior. Esto, en
el siglo XXI en el que vivimos, ya no debería existir. La gente debería ser más
abierta y flexible e intentar llevar el asunto más al fondo sin catalogar a
primera vista. Las personas se suelen quedar con lo primero que les dicen y
piensan que esto es lo verdadero, pero esto no es así, hay muchas versiones de
las cosas. Uno debe escuchar todas y luego ya tomar sus propias conclusiones,
no creerse lo primero que le dicen.
La historia única crea
estereotipos. Esto se puede ver muy claro con un ejemplo: si conocemos a un
francés y es brusco, antipático, engreído, etc. No podemos pensar que todos los
franceses son de esa manera porque nos estaríamos enganchando. Sería incompleto.
No podemos convertir la individualidad en colectividad. Estoy muy de acuerdo
con Chimamanda cuando dice que la historia única enfatiza nuestras diferencias
en lugar de nuestras similitudes. Es decir, lo que se suele decir de los
africanos son cosas malas y si en verdad no nos fijáramos solamente en una
historia, nos daríamos cuenta de que en verdad tenemos mucho en común los
africanos y nosotros.
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